domingo, 22 de noviembre de 2009

CAPITULO II: Marco Conceptual

     La Pulpería fue la “Casa de Abastos” de esa época.” Las pulperías tenían una distribución muy especial. Ocupaban con preferencia las esquinas, con dos puertas que daban hacia una calle y otra puerta quedaba a la vuelta. En el interior del local y dejando un espacio libre para los clientes, se encontraba el mostrador, que generalmente estaba recubierto con una lámina de zinc liso, la cual estaba clavada con tachuelas de hierro. Esto significó un gran adelanto en materia de higiene. Tras del mostrador era el despacho y contra la pared de fondo y las paredes laterales, estaban colocadas las armaduras, hechas por un carpintero al precio más bajo posible o por el propio dueño utilizando tablas de cajones. En estas armaduras se colocaba una gran parte de la mercancía.

    Una de las características principales era la venta de licores al detal, en las pulperías de los italianos se vendía vino tinto importado, así como también los dulcitos que eran muy apreciados, que generalmente se exhibían en una pequeña vidriera ubicada casi siempre a la izquierda del local.

    En las pulperías se expendía el carato de masa de manera exclusiva. Muchas tenían un local adjunto para la venta de carbón, llamadas carboneras que era el combustible de la época. Algunas, como las de los pulperos italianos, que cuando iba mejorando los negocios ponían un fonógrafo de corneta y una colección de discos con romanzas de ópera y canciones napolitanas.


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